La tecnología no nos aisla, nosotros lo hacemos
Desde hace algún tiempo está en el tapete el debate sobre las nuevas tecnologías de comunicación y si estas nos han terminado aislando con el tiempo. El hecho de estar perennemente conectados a la red y la proliferación de las aplicaciones de mensajería y redes sociales, se ha convertido en el argumento de muchos para decir que, por mucho que se llamen sociales, las redes desconectan a los individuos del resto de la sociedad.
Hasta hace algunos meses yo compartía ese punto de vista. Sin embargo, después de analizar distintos casos en mis amigos, familiares, las noticias y hasta mi propio comportamiento, puedo decir que estaba equivocado, las tecnologías no nos desconectan, nosotros lo hacemos.
La tecnología, como todo en esta vida, es neutral. No tiene intenciones, no tiene caprichos, ni malicia. Está ahí para ser utilizada. Es el uso que le damos el que puede derivar en bien o en mal. Es cierto que hay personas que se sumergen en su dependencia a la tecnología y no hacen contacto social cuando deberían, hijos que no hablan con sus padres, compañeros de trabajo que no conversan entre sí por estar metidos en sus pantallas.
También es verdad que por cualquier cantidad de razones, tendemos a abusar de las tecnologías que llevamos con nosotros sin ponernos a pensar si el uso que le estamos dando es sensato o estamos siendo unos idiotas. Pero si aprendiésemos a hacer un uso responsable de tan maravillosas formas de comunicación, veríamos que ofrece un sin fin de ventajas y que las únicas desventajas, son creadas por nosotros mismos.
En mi caso particular la conectividad constante es una herramienta muy útil, en mi trabajo, las clases y el hogar, la llamada “hiperconectividad” es algo que me ha facilitado tanto la vida diaria, que no me veo volviendo atrás. En la universidad puedo tomar apuntes para la próxima clase o editar rápidamente un ensayo y todo estará disponible de inmediato en las computadoras de mi casa u oficina. Y si alguien necesita una copia del documento, basta con enviarle un correo electrónico con el enlace desde mi celular y listo.
En mi trabajo, algunas de mis labores requerían una completa detención del flujo de trabajo en todas las oficinas, por lo que me la mejor solución era esperar la hora de cierre y quedarme cuando todos se marcharan para terminar. Pero con las nuevas tecnologías puedo ir tranquilamente a casa a la hora de salida regular y completar el trabajo por conexión remota en compañía de mi familia, buena música y un café. Mi presencia en la oficina después del horario de trabajo ya no es necesaria.
Incluso durante una emergencia, muchísimas son las maneras en las que la nueva tecnología puede ayudarte a comunicarte. En un caso de robo y secuestro en los Estados Unidos, una víctima de secuestro consiguió obtener ayuda al ofrecer a su captor una pizza, la cual pidió desde su teléfono ingresando en el área de comentarios adicionales el mensaje “911 secuestrada ayuda!”. De inmediato, el personal de la famosa cadena de Pizzas comprendió lo que pasaba y al cabo de un tiempo, en la puerta de la víctima había una pizza caliente con toda una brigada de fuerzas de seguridad detrás, que pusieron a salvo a la víctima y sus hijos de inmediato. Sin el smartphone, pedir ayuda habría sido más difícil.
Así que, después de muchas lecturas y experiencias propias, está claro que el smartphone, el PC, el Internet, no son mis enemigos, yo me convierto en mi propio enemigo cuando abuso de ellos. Aprendamos a darle el uso correcto y podríamos de hecho hacer un gran cambio.
Y tu, ¿has hecho de la tecnología tu amiga, o tu enemiga?
Esposo y padre venezolano. Comunicador, informático y creador de contenidos. Soy un entusiasta apasionado de los electrónicos de consumo y los videojuegos y tengo más de 10 años prestando servicio técnico informático a personas y negocios y ayudándoles a sacar el máximo provecho a sus equipos Windows y Android.
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