Espacios vacíos
De pronto di un vistazo a mi alrededor y me di cuenta. Al principio no había notado los espacios vacíos, quizás porque eran pocos, quizás por mi manía de darlos por sentado, pero lo cierto es que nunca antes noté que iban saliendo.
Volaron, despegaron poco a poco fuera de casa, algunos más felices que otros, pero todos con la esperanza de encontrar mejores tierras para echar raíces cuando la suya propia se volvió estéril. A muchos los conocí desde siempre, a otros no pude conocerlos más allá de las ideas que dejaban escapar en sus blogs o en los esporádicos chats, pero esos igual se quedaron en el alma.
Y los di por tanto tiempo por sentado. Siempre estarían ahí, para ir a visitarles, para ir a conocerles, para conversar, para salir, todo estaba bien. Recuerdo que, mientras estuvieron, se mantuvo la promesa de una reunión para comer, para tomar un café o una cerveza, para ponernos al día. Pero hoy miré nuevamente a mi alrededor y me di cuenta de que no están, de que quizás ya no volveré a verlos y mi alma se arruga.
Incluso mañana, si llegara a tocarme a mi, no podría reunirlos a todos, y me quedaré extrañándolos para siempre. Amigos que se van, amigos que se fueron y que dejaron un vacío muy difícil de llenar.
Espero que todos consigan esa tierra fértil que buscan. Espero, pronto, poderles volver a ver…
Esposo y padre venezolano. Comunicador, informático y creador de contenidos. Soy un entusiasta apasionado de los electrónicos de consumo y los videojuegos y tengo más de 10 años prestando servicio técnico informático a personas y negocios y ayudándoles a sacar el máximo provecho a sus equipos Windows y Android.
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